lunes, 11 de febrero de 2013

Non habemus papam

Hoy vamos a hablar de una noticia de actualidad, que en principio no parece que tuviera relación con los temas que suelo tratar en este blog. Pero que una vez que comience a desarrollarla,  veréis que tiene todo el sentido. Por el momento comenzamos con el titular:

Joseph Razinger, el papa Benedicto XVI, va a abdicar este próximo 28 de febrero.


El papa alega que renuncia a su cargo "por falta de fuerzas".

Después de 7 años 10 meses y 10 días (como bien han calculado en la página de el Mundo), Benedicto XVI va a abandonar su "trono", e independientemente de los motivos, se puede decir que esto es algo poco usual. La última vez que sucedió algo similar, fue en 1415, hace casi 600 años; cuando Gregorio XII decidió renunciar a su cargo debido a ciertas crisis político-religiosas. Como era de esperar, la noticia ha provocado un gran revuelo entre los fieles (Sí, que aun los hay ;-P), pero más allá de todo esto, esta abdicación y su consiguiente elección de un nuevo papa, podría significar mucho más de lo que parece... al menos si confiamos en lo dicho hace siglos por un tal Malaquías de Armagh.

San Malaquías, que es como se conoció a este arzobispo tras su canonización en el 1190, es famoso por unas profecías que supuestamente escribió. En ellas, se relatan una serie de pequeños lemas, que deberían hacer referencia a cada uno de los papas que ejercieron desde 1143 hasta el día de hoy. Mucho se ha discutido sobre la veracidad o no de las mismas, pues la publicación de estos textos fue realizada en 1590, más de 440 años después de su muerte. Además de que, como suele pasar en estos casos, las profecías en sí son bastante poco concretas. Pero la verdad, es que en la mayoría no hay que dar demasiadas vueltas para encontrar el significado; como ejemplo pondré las 4 últimas con sus interpretaciones.

La primera, que hace referencia a Juan Pablo I:
De medietate lunae (De la media luna)
El nombre real de Juan Pablo I, era Albino Luciani (Luz Blanca). Nacido en la diócesis de belluno (Que podría traducirse como luna bella), Además, el día de su elección la media luna adornaba el firmamento. Aparte de esto, su nacimiento, su ordenación sacerdotal y episcopal, también sucedieron cuando la luna solo lucía a su mitad.

La segunda, la de Juan Pablo II:
De labore solis (De la fatiga o trabajo del sol)
Mucha gente lo quiere relacionar con la dura tarea que llevó a cabo este pontífice, pues hay que reconocerle que durante su papado, se llevaron a cabo muchos logros. Por otra parte, también se relaciona con que el día de su nacimiento y el de su muerte, coincidieron con un eclipse solar.

La tercera, la del actual papa, Benedicto XVI:
De gloria olivae (De la gloria de la oliva, o el olivo)
A este respecto, se dice que esto podría tener relación con que Ratzinger pertenece a la orden benedictina (de ahí el nombre), y a estos se les suele conocer como olivetanos.

Finalmente, la última referencia hecha en estos lemas, es algo más largo. Y habla sobre lo que sería el último papa de la iglesia católica:
In psecutione extrema S.R.E.sedebit. (S.R.E. = Sacræ Romanæ Ecclesiæ) Petrus Romanus, qui pascet oues in multis tribulationibus: quibus transactis ciuitas septicollis diruetur, & Judex tremedus iudicabit populum suum. Finis.
(Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma. Reinará, Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; tras lo cual, la ciudad de las siete colinas [Roma] será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo. Fin.)
Esta última profecía puede tener muchas interpretaciones, y es por eso que la vamos a desarrollar un poco más.


A simple vista, la gente podría identificar esto como la llegada del anticristo y el final del mundo. Pero si nos fijamos un poco más, lo que parece es que haga referencia al fin de la iglesia católica como tal. En ningún momento se nombra la aparición del demonio, aunque claro, tampoco se menciona nada bueno. Personalmente no me atrevo a inclinarme hacia un lado u otro, pero lo más seguro es que no pase nada.

Sin embargo, imaginemos por un momento que esto sucede, Pedro el Romano llega a ser elegido, y la iglesia comienza a vivir su fin. ¿Se podría decir que esto es algo malo? Quiero decir, la idea básica del cristianismo es buena: El amor fraternal incondicional entre todos los hombres. Pero esta enseñanza final, supuestamente dada por Jesús ha sido tan contaminada y pervertida por la autodenominada iglesia, que la verdad es que no creo que si él viviera en estos días, estuviera de acuerdo con su forma de vida.
Millones y millones de euros gastados en satisfacer necesidades terrenales, tanta pobreza en el mundo y tantos tesoros acaparados por la iglesia para tenerlos de adorno. ¿No es curioso que la figura que se supone fundó la iglesia, no tratase nunca de acumular riquezas? Si bien es cierto que aceptaba ofrendas, nunca pretendió enriquecerse. Es por eso que si al final se cumpliera la profecía (que como ya he dicho, al igual que la mayoría de profecías nunca se han cumplido, esta dudo que lo haga), no sería de extrañar que, puestos a fantasear, este último papa que diese punto y final a esta secta, fuera el mesías en su segunda venida.

Así pues, queridos lectores, cuando a partir de ahora la gente comience a recordaros una y otra vez la profecía de San Malaquías (que los agoreros y apocalistas lo harán), le podéis decir:
No me preocupa, no será el fin del mundo, pero ojalá sí sea el fin de la iglesia.